Un paseante recorre galerías letradas, convencido de poder descubrir la historia que callan las imágenes que artistas, distantes en el tiempo, han vinculado a la eter-nidad; así es el viaje que Ana María Fuster Lavín propone a sus lectores en este nuevo libro de cuentos. Este recorrido por callejones, zaguanes y otros pasadizos citadinos nos invita a rescatar historias ocultas, pero que ya en concierto expresan, entre armonías y disonancias, el ruido ajeno y nuestros propios gritos. Con un estilo igualmente sines-tésico la autora nos lleva a oler la ciudad, a escucharla, a saborearla, hasta finalmente palparla. La economía de las primeras narraciones alcanza complejidades insos-pechadas cuando los personajes de la oscuridad dialogan intertextualmente con sus antepasados: Poe, Quiroga, Tolkien… Laguerre. Estamos frente a una joven pero ya extraordinaria escritora, que a tráves de estos textos nos permite adentrarnos en la ciudad silente, seguros de que allí (re)conoceremos los breves bocetos de la vida.
–Alinaluz Santiago Torres, UPR en Humacao
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